MUNDO 2012WEB25NO25/11/201221:30EM2 CULTURAFoto zz170.tif (11771299)25/11/1206:14ELMUNDO.ES/$Artes/$3336/$Arquitectura/$4278PRIMERA«La modestia, en mi oficio, no existe»21797.846110113.87067310.432169380.5370.0000.000ANTONIO LUCAS
Según avanzas hacia los terrenos de su jurisdicción, Zaha Hadid se encampana. Observa de frente. Pone el tizón de los ojos en dirección al intruso y va haciendo de punta a punta del periodista un escáner preventivo. Una vez ya en los dominios de esta reina de colmena, una mano que cae de canto con firmeza de guillotina hace las veces de saludo y de indicador del lugar que uno ocupa. Y entonces es cuando a la visita se le va poniendo voz de xilofón y las rodillas llegan a vibrar con ese mismo temblor que manifiestan ante la amenaza las patas de las cabras.
Zaha Hadid es el mascarón hembra de la arquitectura planetaria. Iraquí de Bagdad, nacida en 1950. Una mujer recosida por dentro con cien aventuras, con mil resistencias. Después de entregarse a las matemáticas en la universidad de Beirut se graduó en la Architectural Association de Londres. Y allí hizo nido. Perteneció a aquella tribu que en los 70 expedía títulos de modernidad por las bocanas de Picadilly Circus y la senda punk de Carnaby Street. Pateó las noches con una autoridad lobuna, cuando aún los sueños eran ciertos e imposible su herida. Entre madrugadas y desenfrenos, trabajó junto al gurú del oficio, Rem Koolhas, y a finales de esa década abrió estudio propio. Allí empezó a pensar que el mundo era una curva mal dispuesta, un ópalo por perfeccionar, en la estela del viejo Niemeyer. Entonces afianzó una arquitectura y un diseño fuerte, carnoso, casi imposible, de alma líquida, nacido como de un sueño vengador contra el ángulo recto y testicular de la arquitectura del siglo XX.
Zaha Hadid viste de negro. Se protege tras una mirada metálica puesta en dirección al frente y no sonríe. A su alrededor mariposean dos o tres asistentes que doblan los riñones a cada gesto del mito. Con algo de Dama de Elche envuelta en tinieblas, Hadid exhibe unas córneas grandes para escuchar mejor y advertir que los pelotas y los premios no la han despojado de aquella rebeldía de puma.
- Este ha sido un año importante para usted.
- ¿Por qué lo dice?
- Por los sucesivos reconocimientos que ha tenido su trabajo...
- No mido el éxito por los premios recibidos. Tenerlos es reconfortante y un honor. Los concursos son importantes, pues te permiten subir el listón y acceder a nuevo estándares dentro de la profesión, pero no considero eso como la medida del éxito.
- ¿Y qué es el éxito?
- Depende... No me detengo a pensarlo.
- Su apuesta es por la fluidez en un mundo en el que la línea recta impone una tiranía casi incuestionable.
- Sí, pero contra esa tiranía no hay mejor antídoto que el paisaje, la Naturaleza. Ésta se caracteriza precisamente por su carácter no lineal, así que, si lo tomamos como ejemplo, mi desafío no es tal. Las ciudades son también un buen ejemplo. Me refiero a las ciudades históricas (tan complejas) y no a las ciudades posindustriales, que sí presentan esquemas lineales y repetitivos basados en retículas que resultaron muy útiles a principios del siglo XX... Pero creo que cuando uno empieza a entender la ciudad como un organismo complejo e intenta transmitir esa complejidad mediante la experiencia espacial, se puede dejar de lado la idea tradicional de linealidad.
- En la última Bienal de Venecia de arquitectura se decretó el regreso a los proyectos modestos frente al abuso del espectáculo...
- Creo que hay que ser muy cautos con este tema, ¿no cree?
- No sé, aquí la arquitecta estrella es usted.
- Vamos a ver. Esta última bienal tuvo un cierto peligro porque no había nada de arquitectura en ella. La mayor parte de los trabajos podrían encuadrarse dentro del arte. O, al menos, estaban más relacionados con el arte que con la arquitectura. Muchos han olvidado lo que sucedió hace 30 años en la profesión, cuando se produjo una reacción general similar ante los grandes proyectos y el gasto que suponían. Aquello fue muy perjudicial y nos ha llevado tres décadas recuperarnos... La modestia a gran escala resulta extremadamente monumental. Es más: la modestia en las personas está muy bien, pero en la arquitectura no existe.
- Sin embargo, los excesos son el signo de una época que generó demasiadas ficciones constructivas.
- Gran parte de los conflictos de hoy están basados en la desigualdad, no en la arquitectura. Por eso, lo óptimo es invertir en el tejido y la infraestructura de una ciudad para facilitar el acceso a buenas viviendas, buenos colegios, buena asistencia médica, mejores empleos, reduciendo así la franja de los desequilibrios... Está sucediendo en muchas partes que esa distancia social se hace cada vez mayor. La mitad de la indignación y la ira que hay el mundo se debe a que muchos ven la abundancia de unos pocos. Es la razón por la que el Estado tiene que invertir y favorecer que la arquitectura entre en juego, porque todos (sin excepción) habitamos espacios arquitectónicos.
- Pues no parece el momento propicio para eso...
- Puede que no, pero es un error. En Londres, por ejemplo, el gobierno ha suprimido el presupuesto para el mantenimiento y la creación de nuevos centros sociales. ¿Qué provoca eso? Pues miles de chavales sin alternativa en la calle, generando problemas que van de la delincuencia a todo lo demás.
Zaha Hadid tiene ese hermetismo fiero que se da en la gente del desierto. No se ha movido en 40 minutos. Tan sólo ha descruzado las piernas como un ejercicio pasivo. Fue la primera mujer en ganar el Premio Pritzker, pero no manifiesta esa locura floral de los ungidos por los dioses. Si se lo recuerdas asiente y a otro asunto. En este afán de arreglar el mundo que bordeamos no ha concedido una sonrisa a la afición. La mañana sale de Hadid con un énfasis de alumna superdotada. La mañana sale del periodista, con un eco de grabadora.
- ¿Sigue apostándolo todo al riesgo?
- No sé si todo, pero sí bastante. No es posible avanzar de otro modo. El riesgo evita la estupidez y la imprudencia. Si haces caso al mantra de que en crisis no hay que moverse estás perdido. Eso sólo vale para los perezosos.
Entre sus proyectos está el nuevo edificio del Banco Central de Irak. Hace más de 30 años que no pisa su tierra. «Es muy estimulante tener la oportunidad de hacer algo allí, creo que, en algún momento, Irak se convertirá en una tierra de oportunidades». Con más de un millón de cadáveres, según las últimas estadísticas. De algún lugar incógnito regresa uno de los asistentes. Pone voz de cuco y da la hora. Zaha Hadid despide levantando una ceja.76318.88376689.182126108.226358662.4960.0000.00021557.620184110.01571741.228358662.4960.0000.000217395.36076689.182267401.588358662.4960.0000.000EN PRIMERA FILA23407.22869561.47364628.66277015.7880.0000.000ZAHA
HADID
Arquitecta 23482.85887006.92562102.901104950.8990.0000.000EL PRESENTE
«El riesgo evita la idiotez. Si creemos que en crisis no conviene moverse estamos perdidos»66035.160287185.657126134.592324227.3190.0000.000Fue la primera mujer en ganar el Premio Pritzker, equiparado al Nobel de la arquitectura. Nació en Irak y vive en Londres desde los años 70. Consiguió imponerse a golpe de talento y trabajo en un oficio dominado por hombres. Su arquitectura fluida, líquida y experimental sigue siendo generadora de controversias. Hace no demasiado pasó por Madrid, invitada a exponer en IvoryPress 72322.20645484.993267323.95065576.6820.0000.00023608354.jpg133303.40576962.873211671.937351254.1630.0000.000ULISES133186.186351254.163211515.938355090.1420.0000.000