MUNDO 2009 OKWEB25JL25/07/201104:00MUNDOEl profeta de la nueva reconquista Tras el (6275227)25/07/1102:47PRIMERA12068047.JPG16999.99646847.329220089.538306847.3720.0000.000«El arte de la guerra asimétrica no consiste en tratar de infligir un daño inmediato, sino en daños indirectos a largo plazo, psicológicos e ideológicos. Nuestros ataques son teatro, y el teatro siempre se representa para una audiencia». Pocas horas antes de escenificar la peor matanza de la Historia reciente de Noruega, Anders Behring Breivik envió a sus seguidores y amigos un legado, en forma de manifiesto de 1.500 páginas, con el críptico título de 2083 y cientos de párrafos como el anterior.
Breivik muestra en él que teme y odia al islam por encima de todas las cosas. Y por eso mató a un centenar de noruegos cristianos en lo que define con sorna y por anticipado como una «operación de marketing». Anders Behring Breivik es un terrorista, un racista, un machista y un homófobo, pero según se desprende del manifiesto no es ni un nazi ni un fundamentalista cristiano. Es un cristiano cultural, alguien que considera sus aliados a los europeos (blancos) que comparten una base cultural, aunque sean ateos o no practicantes.
Es también un asesino extremadamente paciente y disciplinado cuya «cruzada» empezó a forjarse tras los atentados del 11 de Septiembre. Ese día, Breivik «despertó» y «descubrió» que era, como toda Europa, víctima del «marxismo cultural» de los Gramsci, Marcuse y la Escuela de Frankfurt que ha alienado al Viejo Continente respecto a un enemigo peligroso y milenario: el islam.
Y pese a no ser «un hombre excesivamente religioso» se transmutó en «caballero templario» y empezó una cruzada como «regalo y contribución a todos los europeos», que debe lograr la liberación de «Eurabia» antes del 11 de septiembre de 2083, cuando se cumpla el 400 aniversario de la derrota de los ejércitos otomanos en Viena.
El perfil de Breivik no se ajusta a los esquemas habituales. No es un nacionalista clásico (su grial es Europa, no Noruega), un nihilista ni un fanático religioso. Ni tampoco es exactamente un «lobo solitario». Vivía con su madre (y en el manifiesto anticipa las burlas) y llegó a tomarse un año sabático para jugar a videojuegos, pero parece tener muchos amigos, muchos de izquierdas.
Breivik empezó su plan hace una década, creando «una empresa para financiar la operación», y se fue retirando de la vida social, deliberadamente, para no levantar sospechas. Cree haber escrito el manual perfecto de instrucciones para un revolucionario y suplica que sea difundido y traducido a todos los idiomas. Y sin embargo, su legado está lleno de contradicciones.
Admirador de Karadzic
Aborrece a los musulmanes y los «1.400 años de yihad», pero admira le estructura organizativa de Al Qaeda y a Bin Laden, del que dice que «habría sido la mano derecha de Mahoma», si el profeta hubiera vivido en esta época. Aunque también elogia y defiende a Radovan Karadzic y a los serbios en las guerras de los Balcanes. Desprecia al marxismo y el comunismo, pero elogia sus tácticas de comunicación e invita a sus correligionarios a copiarlas.
Arremete contra la relajada moral sexual de su país (de hecho, culpa de ello a series de televisión como Sexo en Nueva York), pero reservó dinero para una prostituta de lujo justo antes de los atentados, lo que recuerda a algunos de los terroristas islamistas más conocidos.
Acepta el libre mercado a pequeña escala, a nivel local, pero desconfía del «capitalismo global». Breivik no es un intelectual. Sus fuentes son en su gran mayoría secundarias y superficiales. No ha escrito un tratado «filosófico» como el de Unabomber, del que ha plagiado salvajemente párrafos y párrafos, sino un wikilegado. Leer 2083, además de un monumento a su ego, es leer un wiki de internet, con una presentación ordenada, ideas sencillas, muchos enlaces y cientos de títulos de obras y artículos, pero poco contenido. Incita a mejorar su «obra».
Su prosa sólo se suelta cuando aborda el terror, las acciones violentas, que presenta como «pura ficción» para evitar problemas legales a sus lectores.
En esa parte, la tercera del manifiesto, aborda los consejos para futuros cachorros, como el no atacar a personas muy protegidas, como un primer ministro, sino a blancos fáciles. O dónde y cómo comprar y construir armas y cómo ocultarse.
Breivik quiere «frenar la islamización de Europa», y para ello juzga indispensable acabar primero como las actuales estructurales políticas y sociales complacientes y derrotistas. Usando, si es necesario, «armas de destrucción masiva». Sabe lo que hace y lo que supone. Acepta su «sacrificio» con una esperanza: «ahora le llamarán nazi», pero cuando su profecía apocalíptica se cumpla y la guerra entre moros y cristianos sea una realidad, será recordado como el hombre que inició la «reconquista».17009.94946847.329272065.855387630.6620.0000.000El profeta de la nueva reconquista
Tras el 11-S, emprendió su particular cruzada para liberar 'Eurabia' del islam17049.072309843.162220089.538332068.1620.0000.000 ANÁLISIS
PABLO RODRÍGUEZ SUANZES
16999.996336240.13564358.232352917.7290.0000.000>LUTO EN NORUEGA / La filosofía del asesino de Utoya 48473.71034076.252271999.98343143.1140.0000.000