MUNDO 2012WEB19NO19/11/201221:30DXTDe héroes ignorados(11704325)19/11/1213:08ELMUNDO.ES/$Primera División/$3027ELMUNDO.ORBYT/$Sala de columnas/$David Gistau/$columnas/$PRIMERA23451145.jpg21549.99343808.329217359.552214199.9960.0000.000De héroes ignorados21549.993221559.20590626.294247488.3710.0000.000Garci ha levantado una obra completa a partir de una sensación que a veces también a mí me asalta: la de haber equivocado, o el país, o la época. O ambas cosas, que es lo más probable. El sábado, en Chamartín, volví a pensar que querría haber sido cronista con sombrero Borsalino en el viejo Madison Square Garden, entre el humo espeso de los cigarros, y con los caballeros de las primeras filas de ring protegiendo a las damas con periódicos de las salpicaduras de sudor y sangre. ¿Quién me estafó esa vida que ocurrió sin esperarme, y por la que habría admitido llevar los rasgos de Spencer Tracy?
De este pellizco de melancolía tuvo la culpa el speaker del Bernabéu, por un detalle ínfimo en el que probablemente no haya reparado nadie más. Fue al presentar el saque de honor de Maravilla, y dijo que Sergio es el campeón del mundo del peso medio «de boxeo». Coño, ¿de qué iba a ser? ¿De sumo? ¿De pesca del salmón? En un lugar en el que sea necesario precisar que el campeón del mundo del peso medio lo es de boxeo, yo siempre me sentiré un poco extranjero. Así se trate del mismísimo barrio de mi infancia. A eso añadan la poca idea que tenía la gente de quién y qué es Maravilla. Lo sacaron, impecable en su traje oscuro y sin cojera pese a la operación de esta semana, sonriente con su quijada de galán bravío como los de Roberto Arlt, y apenas duró un instante.
Me sorprendió que el Real Madrid tuviera el gran detalle de honrar a un boxeador. Pero pocos éramos, entre el público, más allá de aquellos a los que el púgil sonaba de haber salido en la tele últimamente, los que en ese momento evocábamos el tremebundo swing de izquierda a Williams o la estrategia de pegar y salir, de hacerse inasible sin dejar de ser pegador, con la que devoró a Chávez Jr. en todos los asaltos de su combate menos en el último. Que comprenda por fin Maravilla que no estaba sufriendo una alucinación, si el sábado vislumbró en la grada que lo aplaudía un fulano en blanco y negro, tocado con un sombrero, y con ganas de llegar al bar de Dempsey.
No fue la única ocasión de la noche en que el Bernabéu estuvo por debajo de un campeón. En el partido en el que Cristiano volvía después de permanecer en el campo con una lesión que lo cegaba a medias y que aún lo marcaba en el rostro, el nombre coreado por la grada fue el de un futbolista del equipo rival. No creo que exista en el mundo una hinchada más amarga que ésta, menos estimulante para el jugador. Cada vez se hace más necesaria la compra en el mercado de invierno de cincuenta mil escoceses a los que se enseñará a hablar en pichi con el acento de Tony Leblanc. Veníamos además de una de esas semanas en las que el periodismo deportivo convierte sus prejuicios en delirio: en portada, la coacción mafiosa de Cristiano por taparse el escudo con esparadrapo, que luego resultó ser un hábito de utilleros. Perdonen la expresión coloquial que ya resopla en el horizonte, pero cómo no va a estar Cristiano Ronaldo hasta las pelotas de tanta sandez. Luego dirán que la culpa es de su ego mercenario.
Viéndolo con la ceja partida, me acordé de un pasaje de It's Only Rock'n'Roll, de los Stones, que parece escrito para definir la relación de Cristiano con la hinchada del Madrí y con el periodismo: «Si me clavara un bolígrafo en el corazón, y me suicidara en el mismo escenario, ¿sería eso suficiente para tu corazón tramposo, para tu lujuria adolescente?».
Cristiano se marchará algún día, harto de todo esto. Y Mourinho también. Nos quedaremos aquí, a merced de los pastores de tópicos y los falsos gurús. De la anorgasmia de esta hinchada desdeñosa y petimetre, hidalga al pedo. De la tremenda vulgaridad sin pulso ni temperamento que lo volverá a envolver todo. Seremos de nuevo un museo, el del señorío y las glorias pasadas, en el que se amontonará el polvo y estará prohibida esa existencia en voz alta que es la pasión combativa. Y, además, el speaker explicará que el campeón del mundo de los medios lo es de boxeo. Por favor, llevadme con vosotros. 31946.667221559.205217359.552358662.4960.0000.000BARRA BRAVA
david gistau42228.209251482.01769790.357268673.8300.0000.000Cristiano Ronaldo observa cómo despeja el balón el central del Athletic Ekiza anteayer en el Santiago Bernabéu. / ALBERTO DI LOLLI191184.401214199.996217359.552240129.1630.0000.000