MUNDO 2012MUN15JNMADMODELO DE COPIA MUNDO 37 CM15/06/202007:00ECONOMÍADisfunciones del gabinete (43504997)15/06/2001:03PRIMERA83959277.jpg465194.14846155.875488162.93166010.3210.0000.000Disfunciones del gabinete465416.94371902.333534961.99489341.4850.0000.000Las noticias sobre el supuesto asesino de Olof Palme han traído a mi memoria la famosa frase que se le atribuía al líder socialdemócrata sueco y que dice que «todo gobierno es de coalición entre el ministro de Hacienda y los demás ministros». Solbes la solía citar habitualmente, porque, hasta cierto punto, el cogobierno de Hacienda formaba parte de la cultura del PSOE, incluso del de Zapatero.
Esto ilustra a la perfección una de las disfunciones del Gobierno de Pedro Sánchez que menos análisis y reflexión ha suscitado: la designación de María Jesús Montero como ministra de Hacienda y portavoz. Convertir a la pívot del gabinete, a la responsable de repartir los recursos del país entre los demás ministerios, en la voceadora oficial de las ofertas de último minuto del Gobierno, es una manera de devaluar a Hacienda y exponer al pimpampum de la coyuntura a la que debería ser guardiana del Tesoro.
Montero, además, en su versión de portavoz tiene una tendencia a la perífrasis y al relleno argumental que supera las tasas de inflación verbal aceptables en un ministro de Hacienda. Con menos exposición sí era una responsable con fama de rigurosa y de llevar unas cuentas públicas aseadas, al menos en su etapa como consejera andaluza.
La adjudicación del rol de portavoz sólo se entiende por la necesidad de retirar a Isabel Celaá de los quemantes focos de la TV que cuarteaban su argumentario, y de compensar a Montero por el ascenso a vicepresidenta tercera de Nadia Calviño. El papel de ésta como enlace europeo es realmente la clave de bóveda de todos los movimientos que se puedan producir en el Gobierno. Pero si comparamos este reparto de papeles con el que ya se dio con el dúo Montoro-Guindos en el Gobierno de Rajoy, hay que admitir en favor de Montoro que Hacienda nunca perdió su influencia y poder en favor de Economía y Europa como lo ha hecho con Montero.
Devaluar a Hacienda con este diseño político del gabinete sólo tenía sentido si se pretendía ocultar la importancia de los Presupuestos para el Ejecutivo o si éste prefería que de su perfección y encaje se ocupara otro. Da la impresión de que a Sánchez no le ha molestado nada acomodarse no sólo a la coalición con Pablo Iglesias, sino, si seguimos las enseñanzas de Palme, a la coalición virtual que mantiene hoy con Montoro, porque él es el autor de los Presupuestos que aún están vigentes.
Ahora, las prioridades están girando y Sánchez tiene que remediar este defecto de diseño al tiempo que aprovecha el casting internacional de altos cargos (OMC, Agencia Espacial, Eurogrupo…) para enmascarar la remodelación. Queda por dilucidar si apoyará realmente a Calviño en el Eurogrupo y se consolidará así la estrategia europea de reinsertar a los indignados del sur de Europa en las instituciones. Con Portugal, la estrategia ha funcionado. Es el gobierno de izquierda más elogiado de Europa y hay razones para hacerlo. Un éxito de la estrategia de domesticación centroeuropea.
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