MUNDO 2012WEB14EN14/01/201308:00DXTFoto A2-53323017.JPG (12525755)14/01/1302:31ELMUNDO.ES/$Real Madrid C.F./$2995ELMUNDO.ORBYT/$Sala de columnas/$David Gistau/$columnas/$PRIMERAOdio y lástima21550.00043808.33390598.74169737.5000.0000.000Al oír a según quién, cualquiera diría que en los 80 al Madrid lo recibían con abrazos y danzas regionales 21550.000267426.93189991.150291987.4960.0000.000El propósito de la obra: llenar con combinaciones de letras que contengan sentido un espacio apto para no menos de tres mil setecientos caracteres y no más de cuatro mil. Material del que se dispone para ejecutar la obra: el partido de fútbol disputado el pasado sábado en Pamplona. Si esta desazón me afecta a mí, que tengo que hacer una sola página a la semana, procuren ustedes mostrarse más comprensivos con quienes deben inventarse un periódico deportivo entero todos los días en unos tiempos en que el Madrí ya ni riñe la Liga. Y con un ambiente paranoico según el cual incluso el derecho fundamental de un entrenador a decidir su alineación es considerado como una arbitrariedad autocrática. Cómo no van a perseguir a Mourinho, los pobres reporteros ayunos, alentados por la certeza de que ya vale todo, hasta invadir un espacio tan íntimo como el de una relación entre padre e hijo. Que además es ejemplar, porque no está definida precisamente por la falta de interés del progenitor, sino por la vocación familiar (¡Cielos!, ¿vocación familiar?, ¡otro síntoma fascista! Que alguien compruebe si en la casa sigue vivo el pastor alemán o si ya han probado con él el veneno de este otro Hundimiento en el que audaces reporteros se aprestan a escalar el Bernabéu para cambiar la bandera como en el Reichstag).
Prometo que me había propuesto escribir sólo de fútbol. Pero claro, me dan el partido de Pamplona y me siento como el poeta Diego de Fresa y chocolate cuando le daban un ladrillo: «¿Dónde lo pongo?». Cristiano los deja muy solos cuando no está. Como a macedonios sin Alejandro. Es una ausencia que tiene un reverso balsámico, como cuando, en vez de pelear el día, o el folio, o lo que te corresponda, te quedas debajo del edredón y te concedes permiso para la autocompasión. Pamplona nos ha permitido descubrir que sólo Cristiano impide que este Madrí se conceda permiso para tenerse lástima, para fluir hacia una dulce resignación en la que el fracaso no duele porque nada está siendo exigido. Una extinción armoniosa, un silencioso hacerse humus. Un eterno 0-0. Eso sería el Madrí sin la resistencia de Cristiano a acatar el destino, en la que lo siguen los compañeros como si los fuera sacando a todos de debajo del edredón con un desafío: intenta imitar mi medida, y al menos alcanzarás la tuya. Por eso es bueno convivir con gente mejor. Éste es capaz de presentarse él solo en Cibeles con las puertas de Babilonia.
Salvo en la endogamia periodística, que está más agresiva que nunca como si aún temiera que Mou se le pudiera escapar vivo, en las gradas ya se percibe esa compasión por el mamut moribundo que es el Real Madrid. Incluso en Pamplona, en un estadio tan hostil, tan virulento, que el pasado sábado no se ensañó ni propició un ambiente especialmente encendido. Esto es un argumento de conversación para cuando el Bernabéu vuelva a sufrir soponcios por cuestiones tan disparatadas como la ficción del señorío: al Madrí, en los campos donde agita emociones, o se le tiene odio, o se le tiene lástima. Dicho de otra forma: el odio es un atributo imperial. Siempre estuvo ahí, antes de Mourinho, antes de Florentino, en la misma génesis de la mitología madridista, y más hondo era cuanto más ganaba el equipo, cuanto más blasonaba de cracks y de espíritu irreductible. Al escuchar a según quién, cualquiera diría que, en los ochenta, al Real Madrid lo recibían en San Mamés o el Camp Nou con abrazos y danzas regionales. Que le pregunten a Hugo Sánchez por la botella de sidra que lo descalabró en Sestao. Nunca se trató de hacerse querer. Lo mismo, sin las absurdas digresiones políticas, le ocurre a la Juve en Italia, pues tampoco ha sido nunca el equipo oficialmente simpático, como lo es el Atleti. A mí lo que me ofende es que al Madrí le perdonen la vida en lugares como Pamplona. Yo quiero que lo vuelvan a odiar, rabiosamente, cuanto antes. Significará que gana, y que con eso le basta, porque el Real Madrid es nada más que un gran club de fútbol, no una misión evangélica comprometida con la sanación moral de la humanidad. 31946.66973052.845217359.555358662.5000.0000.000BARRA BRAVA
david gistau40575.95575495.03568274.52392686.8470.0000.00025105938.jpg95142.30543808.333217359.555291987.4960.0000.000Fabio Coentrao centra al área el sábado por la noche en El Sadar, en el partido contra el Osasuna. / VINCENT WEST / REUTERS191184.408291987.496217359.560317916.6630.0000.000