MUNDO 2012MUN11MYMADMODELO DE COPIA MUNDO 37 CM11/05/202007:00PRIMER PLANOLa ciencia del Dr. Sánchez (43254667)11/05/2000:12PRIMERA«Señorías, la decisión –créanme que digo esto de corazón– de venir al Congreso de los Diputados y pedirles una nueva prórroga del estado de alarma está basada en la ciencia; en la ciencia». Esta enfática frase de Pedro Sánchez en la sesión del 6 de mayo me llamó la atención porque, hasta entonces, en sus intervenciones hablaba de los comités de expertos, pero en ese momento empezó a hablar de la ciencia, una palabra mayor, más adecuada para un debate entre fe y razón que para describir los procesos de decisión de un Gobierno.
En su intervención del sábado, Sánchez la volvió a emplear, pese a que la cadena CNN puso en evidencia ante el mundo entero que el presidente del Gobierno se inventa rankings e informes a placer.
Esta apelación directa a la ciencia confirma varias cosas. La primera, que los comités de expertos, sobre todo cuando son secretos y vulneran concretamente el artículo 11 de la Ley General de Salud Pública de 2011, han dejado de ser un burladero eficaz para el Ejecutivo. Hasta ahora, Sánchez había venido trasladando la responsabilidad de las decisiones de la pandemia a esos expertos, cuando el único órgano decisorio es el Consejo de Ministros que él constituyó y preside. Cierto es que en esa tarea ha contado con la generosa colaboración del portavoz Fernando Simón, un verdadero pararrayos.
En segundo lugar, reclutar a la ciencia de tu lado, aunque sea considerado como tal el tortuoso oficio de José Félix Tezanos y su legión de economistas y sociólogos aduladores, es una importante victoria en el campo de las relaciones públicas. Automáticamente, todos los que critican las fuentes de sus evidencias y la manera en que las procesan e interpretan, quedan del lado del supuesto vicio populista de despreciar el conocimiento experto. Digo supuesto, porque no tengo claro que esto sea un vicio real. También Galileo fue víctima del conocimiento experto de su tiempo y hay otros ejemplos aún peores. En general, el conocimiento requiere aliarse con el poder para adquirir el calificativo de «experto».
Sánchez añadió el sábado un tercer elemento a la sopa esencial de sus decisiones: los expertos, además de poseer el conocimiento científico, son funcionarios. «Lo importante», dijo, «es que son los funcionarios del Ministerio de Sanidad quienes, en ese diálogo bilateral con los servicios de salud pública de las comunidades autónomas, deciden… Creo que estamos ahora mismo siendo asesorados por expertos de una extraordinaria calidad, tanto desde el punto de vista científico, como también desde el punto de vista del compromiso del servicio público…».
Esto añade una cuota de hipocresía a la situación. Sánchez valora a estos funcionarios precisamente cuando su Gobierno ha venido arrinconando a la función pública desde su constitución. Y lo hace por dos vías, con los ataques directos a la independencia de algunos de ellos –como los fiscales y magistrados–, y eximiendo de la obligación de ser funcionarios a 25 altos cargos de la Administración. Desde que el PSOE y Podemos empezaron a negociar la formación de Gobierno se intuía que los funcionarios iban a ser un punto de fricción entre los deseos políticos y las normas de procedimiento. Los conflictos no siempre suceden de la forma en que uno se los imagina, pero cuando hay intereses encontrados, terminan ocurriendo.
johnmuller.es@gmail.com21550.001269762.500267450.000358662.5000.0000.000La ciencia del Dr. Sánchez21550.000271793.66778092.000287390.6570.0000.000AJUSTE DE CUENTAS
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