MUNDO 2009 OKWEB09EN09/01/201204:00DXTLa ballena de Cristiano(7992642)09/01/1203:04ELMUNDO.ES/$Real Madrid C.F./$2995ELMUNDO.ORBYT/$Sala de columnas/$David Gistau/$columnas/$PRIMERA15522056.JPG16999.99646847.318220088.213232055.7160.0000.000La ballena de Cristiano16999.985239414.87193251.802265344.0370.0000.00015522054.JPG16999.985267090.83535826.651286469.1690.0000.000La gracia de Benzema bendecido para el gol y la pesadumbre de Cristiano Ronaldo, con su nube de lluvia personal suspendida sobre la cabeza, como en los tebeos. Los comentarios asocian tan diferentes estados de ánimo, como si ambos futbolistas estuvieran abocados a no ser nunca felices al mismo tiempo. Esto conviene al peor retrato de los que endosan a Cristiano: el del jugador enfermo de envidia que no puede sino enojarse, y sufrir, y acaparar pelotas, y rematar a puerta aun cuando la jugada pide un pase, e incluso dejar de festejar los goles, porque un compañero le roba el protagonismo. Qué bello cuento infantil, el de Benzema, antaño un tontorrón collejero entre auriculares, perdido para la causa por la narcolepsia anímica de quien carece de propósitos, que de repente culmina una hazaña de superación de la que emerge en puto amo. Mientras que Cristiano inyecta veneno a una manzana cuando el espejito mágico le dice que hay en Chamartín un crack más crack que él.
Yo lo veo de otra forma. E incluso estoy aprendiendo a encontrar un lazo de aprecio con Cristiano pese a lo mucho que me ha estorbado cierta catadura de chulanga que hace posturas en el billar. Y pese a una gorra rosa sobre camiseta sin mangas que se me puso una vez durante un verano en Lisboa, como en una fantasía erótica de Gaultier. Lo que empieza a gustarme mucho de Cristiano es precisamente lo que desaprueba la prensa: la ansiedad, en la que es posible percibir una inquietud interior que se parece a la de los pueblos que no se conceden la paz porque se saben reclamados por un destino manifiesto. Y en eso, en esa perturbación, Cristiano es puro Real Madrid, sobre todo éste de maquis e insurgencia que me place tanto. Cristiano es el depositario de una ansiedad colectiva, la que ansía rebelarse contra un ciclo pésimo y permanecerá enojada mientras no cumpla las promesas formuladas por su versión idealizada. Las torturas y las crispaciones de Cristiano no proceden del éxito de un compañero que gana partidos mientras él se bloquea. Provienen de su propio diálogo interior, de la aceptación de un papel histórico con el que no llega a cumplir, no del todo. Exactamente como el Real Madrid de la actualidad, que no en vano comparte en su conjunto con Cristiano el miedo en el que confluyen todas las ambiciones y todas las frustraciones: el miedo al Barsa. Cristiano no sabe llevarlo, y es contra el Barsa cuando más sucumbe al trance agónico que le desactiva por completo. Pero aceptemos que, cuando eso le ocurre, Cristiano no sólo no es una excepción madridista, sino que encarna una síntesis de la peor penitencia histórica jamás soportada por el Real Madrid que él acepta cargar singularmente como si exigiera un castigo cada vez que no logra ser aquello para lo que se siente destinado. Lleva flagelándose desde el 1-3, pero peor sería que no le importara un carajo.
Es necesario que Cristiano Ronaldo siga teniendo amotinada el alma y congelado el gesto. Porque de esa ansiedad que le consume, cuando al fin aprenda a transformarla en catalizador del temperamento ante el Barcelona, algún día saldrá el caudal de fuerza que nos arrastrá a todos hasta el reencuentro con el destino manifiesto. Es este chulapo que todo lo hace adornándose y que hasta fallando escoge ser superlativo el que algún día motivará en Madrid una noche de pirotecnia sobre La Castellana y gente feliz. Y hay que decirlo ahora, que le suponen enojado y envidioso, extraviado de fracasos, y aunque a uno tampoco le resulte fácil desbrozar la jungla de vanidades hasta alcanzar el núcleo del gran jugador. ¿Que Cristiano está ansioso, obsesionado? Por supuesto. Como un Acab al que se le hubiera revelado su ballena particular, que hubiera sufrido ya amputaciones y naufragios en su persecución, que bebiera taciturno en la taberna del puerto a la espera de otra oportunidad para salir al mar a seguir la búsqueda, intacta la determinación. No sé si ustedes lo ven igual. Pero a mí me parece que su ansiedad, su obsesión, sus naufragios, sus amputaciones, su puta ballena, son las del Real Madrid. Y las ha hecho propias hasta la agonía porque el egoísta ha amarrado el suyo a un destino colectivo del que, por cierto, forma parte mi yo lúdico. Y parte del que no es lúdico. Hala, yo tampoco festejaré goles a Granadas ni Atletis mientras quede sin resolver la pregunta de Catón: «Delenda est Barcelona?».34676.641239414.871220089.527387630.6510.0000.000BARRA BRAVA
david gistau37678.202269337.68466791.450286529.4960.0000.000Benzema celebra el primero de los dos goles marcados el pasado sábado, frente al Granada, en el Bernabéu. / PEDRO ARMESTRE / AFP193914.375232055.662220089.527257984.8290.0000.000