MUNDO 2012WEB07AG07/08/201208:00LONDRES 2012Artículo Quark (10441436)07/08/1211:14ELMUNDO.ORBYT/$Sala de columnas/$Vicente Salaner/$columnas/$SEGUNDAhasta la cocina / VICENTE SALANER
UN ESCARNIO DEPORTIvo510911.74547512.491556449.99273441.6630.0000.000Sin el menor rubor, con ese mismo supuesto pragmatismo que desde hace años encubre en España todas las corruptelas que han dado con nuestros huesos en la casi total catalepsia económica, social y moral en la que ahora nos hallamos, España se dejó anoche ganar el último partido de clasificación para -¡cuentos de la lechera!- asegurarse evitar a Estados Unidos hasta la final olímpica. Esta falta de deportividad, en el torneo que mejor ejemplifica de todos el espíritu deportivo, será sin duda excusada y justificada si sirve para jugar la final por todos cuantos en nuestro país menosprecian ese concepto tan inocentemente anglosajón del 'juego limpio'. Es decir, según una encuesta de ELMUNDO.es, dos de cada tres personas. Pues qué bien.
La planificación y la ejecución fueron irreprochables... hasta el final, cuando la mano se fue bastante. Como contra Rusia, salida seria y con ritmo defensivo para despegarse, con un Pau Gasol que se movía con gran facilidad ante una defensa brasileña que, en esos inicios, daba la impresión de que eran ellos los que querían perder. Lograda la ventaja, ésta se mantiene, sin apretar en ningún momento para incrementar la diferencia, hasta finales del tercer cuarto, con un par de reacciones brasileñas, casi sin querer, entre medias.
Y aquí llegamos al último acto de la ópera bufa. Partido apretado, y Sergio Scariolo pone por segunda vez a Víctor Sada a dirigir el juego. La ventaja se esfuma al mismo tiempo que todo atisbo de defensa por parte española. La elección de los hombres menos habituales de la rotación es cosa de los entrenadores; el patético paripé defensivo ya es cosa de los jugadores: más de 30 puntos concedidos en el cuarto. Unidas, las dos cosas cantaron demasiado.
La abulia detestable, el juego a rachitas entre un rato de siesta y otra, que han marcado los tres últimos partidos de España desembocaban así en un final de encuentro de genuina vergüenza ajena. Los brasileños, que al principio parecían los menos interesados en la victoria, se vieron tan sorprendidos por lo que hacía España que acabaron ganando casi sin querer.
Cuando se compite con tan poco respeto por el deporte se postula uno a un batacazo posterior. Ahora España no puede redimirse más que jugando con desesperación agónica los cuartos de final y semifinales, intentar ganar y esperar así el olvido. 510917.61377145.829556449.992358662.4910.0000.000