MUNDO 2012WEB01EN01/01/201308:00EM2 CULTURAArtículo Quark (12306543)01/01/1313:18ELMUNDO.ES/$Filosofía/$5117PRIMERAÁLVARO CORTINA / Madrid
«Un libro exotérico contiene, entonces, dos doctrinas: una popular y de carácter edificante, que está a la vista, y una filosofía relativa al tema más importante, que sólo se indica entre líneas» Esto revela el filósofo Leo Strauss (1899-1973) en uno de sus textos más famosos, La persecución y el arte de escribir, de 1952. Detrás de lo exotérico, en obras de Jenofonte, Nietzsche, Maimónides o Spinoza, está el planteamiento esotérico, escondido. Según esa doble lectura entre líneas, los filósofos mantienen un diálogo. Da cuenta Gregorio Luri en Erotismo y prudencia. Biografía intelectual de Leo Strauss (Encuentro) del progreso del profesor de la Universidad de Chicago exiliado del III Reich, de la calma vida de rutinas eruditas, clase, lectura lenta, tele por las noches y cigarros con boquilla del poseedor de estos arcanos terribles. Su influjo es evidente, dentro y fuera del ámbito académico. En los últimos 10 años, en tiempo de post-ideologías, su espantajo ha sido zarandeado en los grandes periódicos y foros públicos estadounidenses, reivindicado por neo-cons y vilipendiado por progres.
Explica José Luis Villacañas, catedrático de filosofía de la Universidad Complutense de Madrid: «La política tiene una dimensión de persecución inevitable, y el filósofo tiene que atacar el saber sin atacar a los dioses de la ciudad». Sobre el autor de La crítica de la religión en Spinoza, La filosofía política de Hobbes, Sobre la tiranía, La ciudad y el hombre o Estudios de filosofía política platónica, considera el profesor Villacañas: «Como pensador es infinitamente más poderoso que Gadamer. Éste pensaba que los textos tenían una transparencia y para Strauss es al contrario. Mantiene que hay tradiciones completas de interpretación que van desencaminadas porque no han sabido leer el texto. Los textos de la tradición no están escritos desde una libertad absoluta del autor. El escritor que ha tenido una idea precisa de cuál es su lector, y escribe para él, a él le envía señales y pistas. Hay que tener en cuenta las condiciones de ocultamiento. Así se generan tradiciones de buenos lectores».
El estudio de Luri dedica abundante paginación a ponderar la influencia del sionismo de principios de siglo centroeuropeo en su filósofo, que pertenece a la generación de intelectuales judíos que fueron alumnos de las grandes lumbreras de Alemania del neokantismo y la fenomenología. Strauss fue uno de los que jaleó a Heidegger, adalid de la nueva filosofía, cuando discutió, según es fama, con Ernst Cassirer en el Hotel Belvedere de Davos, en los Grisones suizos. Judío conservador y ateo, lector, como toda su generación, de las enseñanzas de Zaratustra, sufriría las penalidades de la migración forzosa europea en los años 30, exilio que nutrió tantas instituciones anglosajonas. Después de su larga travesía, encontraría su sitio en la Universidad de Chicago.
Afirma Antonio Lastra, especialista en Leo Strauss: «Sin ocultarlo, fue sionista durante su juventud. En su madurez consideraría ingenuo el sionismo político al mismo tiempo que defendería la existencia del Estado de Israel. Pero creo que habría preferido, sobre todo al final de su vida, que lo considerásemos un 'extranjero ateniense', como el protagonista de las Leyes de Platón».
«Siempre me ha sorprendido la supuesta influencia de Strauss», añade Lastra, «porque es un escritor muy difícil de leer en la medida en que, sobre todo, es un lector que escribe como un comentarista de un comentario a un texto elevadamente técnico y, por tanto, como alguien cuyo pensamiento es derivado y tradicional en extremo, aunque sorprenda una y otra vez con pensamientos marcadamente originales y poderosos. No estoy seguro de que Donald Rumsfeld o Tim Robbins sean lectores inteligentes y dignos de confianza. Pero los hay: George Anastaplo, Stanley Rosen, Harry Jaffa y, entre nosotros, Luri y Josep Monserrat. Jenny Strauss Clay, la hijastra del pensador publicó en 2003 una carta en The New York Times, en el peor momento para la reputación de su padre: 'No reconozco [decía] al Leo Strauss que presentan los neoconservadores'. A mí me ocurre lo mismo».
Comenta el joven profesor Miguel Saralegui, especialista en Maquiavelo: «Leo Strauss separa tajantemente la historia de la filosofía política. Mientras lo clásico resulta imitable, la modernidad representa, sobre todo desde un punto de vista político, el caos, el origen de los problemas. Por eso, resulta coherente que una de sus principales obsesiones como estudioso sea la de descubrir quién es el responsable de haber deshecho el legado clásico. Aunque siempre va a la busca de un responsable, éste cambia a lo largo de sus estudios. En la primera época apuntaba a Hobbes, más tarde juzgará a Maquiavelo como el maestro del mal».21549.99336399.996212806.116295691.6630.0000.000Pensamiento / Biografía intelectual
La larga vigencia de Leo Strauss
Se edita un estudio sobre su trayectoria, asociada a la 'filosofía' de los 'neo cons'21549.99336399.996212806.12169737.4960.0000.000El influyente filósofo alemán Leo Strauss (1899-1973). 70428.636221608.329164190.353225312.4960.0000.00024697570.jpg70517.03071242.997164190.353221603.6890.0000.000